ALCANZAR EL ORGASMO

Pareja haciendo amor
El orgasmo suele considerarse la culminación del placer sexual. Muchas personas asocian el final del encuentro íntimo con su llegada, y cuando no ocurre, pueden aparecer frustración, tensión o sentimientos de insuficiencia. Tanto hombres como mujeres pueden vivir este malestar, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que el orgasmo era un privilegio masculino.
En los hombres el orgasmo coincide con la eyaculación: el semen brota del pene erecto en de tres a siete chorros con intervalos de 0,8 segundos. Masters y Johnson han descrito dos fases:
  1. Emisión, donde se producen contracciones internas acompañadas de la sensación de “inevitabilidad de la eyaculación”.

  2. Expulsión, caracterizada por contracciones rítmicas del pene que constituyen el orgasmo propiamente dicho.

En el orgasmo femenino aparece un único componente análogo al de la expulsión masculina: los músculos perineales, vulvares y pubococcígeos. e incluso el útero, se contraen rítmicamente con intervalos de 0,8 segundos contra la plataforma orgásmica (tejidos que rodean a la vagina)
El músculo pubococcígeo cumple un papel esencial en ambos sexos, ya que su tono muscular influye directamente en la intensidad y calidad del orgasmo. Por ello, los ejercicios de fortalecimiento pélvico (como los ejercicios de Kegel) pueden favorecer una mejor respuesta sexual.

La polémica clítoris-vagina. ¿Es necesario estimular el clítoris para que la mujer alcance el orgasmo o existen otras formas de hacerlo?
mujer feliz
El clítoris tiene una abundante provisión de terminaciones nerviosas sensoriales, probablemente la misma distribución nerviosa que el glande del pene. Tras la correcta estimulación del clítoris ejerciendo una presión sobre el hueso púbico o monte de Venus, o por el roce lateral del pene a través de los labios menores, aparece una sensación que puede ser definida “como una oleada de calor de abajo hacia arriba”. Pero muchas mujeres describen otro orgasmo cuya sensación es bien distinta, “como una oleada de calor desde el útero hacia abajo”. Así, en este último, las contracciones se producirían en el útero tras la estimulación de la vagina. Esto confirmaría la existencia del punto G (G es la inicial de quién lo descubrió: Grafenberg). Se trata de un área rugosa situada en el interior de la vagina a unos 3 centímetros de profundidad en su parte anterior. En esta zona se disponen alrededor de la uretra, unas glándulas que estimuladas mediante presión o frotamiento producen sensaciones placenteras y la eyaculación de una sustancia químicamente parecida al semen (obviamente sin espermatozoides).
El orgasmo femenino es así la combinación de contracciones en el útero y del músculo pubococcígeo, unas veces predominarán unas y otras veces otras incluso en la misma mujer.
Según Masters y Johnson, existen diferentes tipos de orgasmo. El primero de ellos es característicamente masculino, los dos últimos son típicamente femeninos.
Fases respuesta sexual
Orgasmo básico: contracciones seguidas de una fase de relajación (fase resolutoria donde la excitación y la erección desaparecen).
Orgasmo de meseta: donde la excitación elevada no culmina en un orgasmo, pero sí genera sensación de satisfacción (en la resolución las respuestas fisiológicas regresan a su estado de partida).
Orgasmo de pico de ola: (Multiorgasmo u orgasmo múltiple), caracterizado por varias oleadas de placer sucesivas antes de la relajación final.
También algunos hombres pueden aprender a separar el orgasmo de la eyaculación, experimentando placer sin pérdida de semen. Esta habilidad, presente en antiguas tradiciones taoístas y difundida por autores como Mantak Chia (‘El Hombre Multiorgásmico’, Chia & Arava. Ed. Neo Person), busca promover un mayor control corporal y una vivencia sexual más plena. Tales orgasmos parecen que no están seguidos de un período refractario (pérdida de erección) lo que permite a estos hombres tener orgasmos múltiples.
Consulta de sexología, pide cita en el 617445652.

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